“La ilusión es la maleza más tenaz de la consciencia
colectiva: la historia enseña, pero no tiene alumnos.”
Antonio Gramsci
El
coaching es un término relativamente nuevo. Ganó espacio en el ámbito social de
los seres humanos, en los últimos 20 años. El significado con el cual se identifica,
tanto para sus seguidores e impulsores, es: Ayudar a fijar metas individuales y hacer de la persona alguien mejor. Esto
suplanta, en muchas ocasiones, las labores de los profesionales de la salud
mental, en consecuencia, se lo puede comprender cómo “culto coercitivo”.
La
denominación de culto coercitivo, que vincula al coaching desde un análisis
psicológico, tiene las siguientes características: manipulación de las emociones y sesgos cognitivos. Así, los
individuos caen en algún tipo de comportamiento planteado y creen ciegamente en
el liderazgo de sus guías. Asimismo, minimizan
los problemas estructurales con respecto a la pobreza o el desempleo y
convierten los problemas en asuntos individuales; en efecto, los invade un
sentimiento de culpa.
“Los fines
declarados suelen ser casi siempre apetecibles e incluso idílicos, pues están
pensados para atraer a potenciales adeptos. Por lo que conocemos sobre este
tipo de grupos abusivos, se puede afirmar que, frente a esos magníficos fines
declarados que ambicionan, los objetivos inmediatos y tangibles que persiguen
sus líderes se pueden resumir en uno, el logro de poder. Y este logro de poder
se presenta fundamentalmente como dominio sobre la vida de los adeptos.”
Es
así como, en la actualidad, el coaching ofrece una respuesta ideológica o
doctrina irracional para un problema material. Además, se convierte en una
filosofía de vida para los individuos. Este tipo de cultos no son nada nuevos. Basta hacer una revisión histórica, de la
humanidad, para comprender que hay sectas que intentan apaciguar a los
individuos con un fin de dominación. Por lo tanto, el análisis del coaching va
desde una problemática social-cultural y económica, con la cual se puede
relacionar los términos teóricos de la hegemonía cultural (En Gramsci) y alienación
(En Karl Marx).
Según
Antonio Gramsci, y su término de la hegemonía cultural, las clases sociales
dominadas o subordinadas participan de un concepto del mundo que les es impuesta
por las clases dominantes y la ideología de las clases dominantes corresponde a
su función histórica y no a los intereses y a la función histórica de las
clases dominadas. La hegemonía se
reproduce a través de la religión, educación y medios de comunicación para mantener
unido un bloque social, en ese sentido, existe una continuidad en las ideas
hegemónicas de las clases dominantes. A su vez, Marx señala que a partir de la alienación el trabajador
pierde el control sobre el fruto de su esfuerzo, pasando –este- a ser un objeto
que servirá para brindar un beneficio al sistema capitalista.
Es
por esto, que los principales benefactores e inversionistas son los grandes
grupos de poder buscado beneficios económicos-sociales y, especialmente,
culturales. Al introducir su “filosofía” de vida -en la sociedad- encuentran
control en cuanto a los problemas estructurales a los que enfrenta la clase
dominada, incluso, desde el comienzo de la historia económica. Siendo así, los medios de comunicación y plataformas
digitales inundan la opinión pública con mensajes de “autoayuda” y sentimientos
de culpa, para así lograr un sesgo emocional, cultural y político en las clases
subalternas.
En
esa línea, se empieza a desprestigiar el "estado de bienestar" y el
individuo queda en total abandono y esto transforma
toda la problemática social y estructural en individual. Se responsabiliza al
individuo por la falta de oportunidades. Esto, lamentablemente, no solo
está presente en las personas que son parte de esos cursos o cultos, sino está
invadiendo cada vez más a personas comunes y corrientes que tuvieron
acercamiento alguno a estos sectas del “coaching”. Estos cultos, casi siempre, son financiados por las elites. ¿Qué
relación tienen en esta trama? Sencillo, la relación entre estos cultos
coercitivos y las élites es de larga data, para así seguir legitimando
su dominación ideológica y, además, su acumulación de capital.
En
definitiva, el coaching, la autoayuda y
la idea de la superación individual, que venden estos cultos, tiene la función
de: captar, contener y adormecer. Su objetivo es que los individuos se
auto-exploten y, en consecuencia, se obtiene la depreciación del ser humano. No es un acto bien intencionado crear
falsas esperanzas en un mundo con la desigualdad marcada –por las propias
clases dominantes- y en donde la única posibilidad de volverte rico, es
naciendo rico. En efecto, el
coaching invisibiliza los problemas sociales, además, apaga la crítica y lleva
a la pasividad a las masas. En tal sentido, los individuos son menos
propensos a protestar y reclamar por sus derechos, mediante acciones políticas.
Bibliografía
RODRÍGUEZ, A. (2018). SECTAS COERCITIVAS.
Obtenido de FOCAD:
http://files.redune.webnode.es/200000421-ac314ad2b9/SECTAS%20Y%20MANIPULACION%20FOCAD.pdf
Sobre la autora: Daniela Pérez estudió Administración Pública en la
Universidad Central del Ecuador. Actualmente es estudiante de Economía en la
Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE). Es militante de la Colectiva las
Matildes, escritora y ha colaborado en el medio de comunicación alternativo
ContraKultura Revista.
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