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Daniela Pérez: "Entre los engaños del coaching y el mito de la autoayuda"

 

“La ilusión es la maleza más tenaz de la consciencia colectiva: la historia enseña, pero no tiene alumnos.”

Antonio Gramsci

El coaching es un término relativamente nuevo. Ganó espacio en el ámbito social de los seres humanos, en los últimos 20 años. El significado con el cual se identifica, tanto para sus seguidores e impulsores, es: Ayudar a fijar metas individuales y hacer de la persona alguien mejor. Esto suplanta, en muchas ocasiones, las labores de los profesionales de la salud mental, en consecuencia, se lo puede comprender cómo “culto coercitivo”.

La denominación de culto coercitivo, que vincula al coaching desde un análisis psicológico, tiene las siguientes características: manipulación de las emociones y sesgos cognitivos. Así, los individuos caen en algún tipo de comportamiento planteado y creen ciegamente en el liderazgo de sus guías. Asimismo, minimizan los problemas estructurales con respecto a la pobreza o el desempleo y convierten los problemas en asuntos individuales; en efecto, los invade un sentimiento de culpa.

“Los fines declarados suelen ser casi siempre apetecibles e incluso idílicos, pues están pensados para atraer a potenciales adeptos. Por lo que conocemos sobre este tipo de grupos abusivos, se puede afirmar que, frente a esos magníficos fines declarados que ambicionan, los objetivos inmediatos y tangibles que persiguen sus líderes se pueden resumir en uno, el logro de poder. Y este logro de poder se presenta fundamentalmente como dominio sobre la vida de los adeptos.” (RODRÍGUEZ, 2018)

Es así como, en la actualidad, el coaching ofrece una respuesta ideológica o doctrina irracional para un problema material. Además, se convierte en una filosofía de vida para los individuos. Este tipo de cultos no son nada nuevos. Basta hacer una revisión histórica, de la humanidad, para comprender que hay sectas que intentan apaciguar a los individuos con un fin de dominación. Por lo tanto, el análisis del coaching va desde una problemática social-cultural y económica, con la cual se puede relacionar los términos teóricos de la hegemonía cultural (En Gramsci) y alienación (En Karl Marx).

Según Antonio Gramsci, y su término de la hegemonía cultural, las clases sociales dominadas o subordinadas participan de un concepto del mundo que les es impuesta por las clases dominantes y la ideología de las clases dominantes corresponde a su función histórica y no a los intereses y a la función histórica de las clases dominadas. La hegemonía se reproduce a través de la religión, educación y medios de comunicación para mantener unido un bloque social, en ese sentido, existe una continuidad en las ideas hegemónicas de las clases dominantes. A su vez, Marx señala que a partir de la alienación el trabajador pierde el control sobre el fruto de su esfuerzo, pasando –este- a ser un objeto que servirá para brindar un beneficio al sistema capitalista.

Es por esto, que los principales benefactores e inversionistas son los grandes grupos de poder buscado beneficios económicos-sociales y, especialmente, culturales. Al introducir su “filosofía” de vida -en la sociedad- encuentran control en cuanto a los problemas estructurales a los que enfrenta la clase dominada, incluso, desde el comienzo de la historia económica. Siendo así, los medios de comunicación y plataformas digitales inundan la opinión pública con mensajes de “autoayuda” y sentimientos de culpa, para así lograr un sesgo emocional, cultural y político en las clases subalternas.

En esa línea, se empieza a desprestigiar el "estado de bienestar" y el individuo queda en total abandono y esto transforma toda la problemática social y estructural en individual. Se responsabiliza al individuo por la falta de oportunidades. Esto, lamentablemente, no solo está presente en las personas que son parte de esos cursos o cultos, sino está invadiendo cada vez más a personas comunes y corrientes que tuvieron acercamiento alguno a estos sectas del “coaching”. Estos cultos, casi siempre, son financiados por las elites. ¿Qué relación tienen en esta trama? Sencillo, la relación entre estos cultos coercitivos y las élites es de larga data, para así seguir legitimando su dominación ideológica y, además, su acumulación de capital.

En definitiva, el coaching, la autoayuda y la idea de la superación individual, que venden estos cultos, tiene la función de: captar, contener y adormecer. Su objetivo es que los individuos se auto-exploten y, en consecuencia, se obtiene la depreciación del ser humano. No es un acto bien intencionado crear falsas esperanzas en un mundo con la desigualdad marcada –por las propias clases dominantes- y en donde la única posibilidad de volverte rico, es naciendo rico. En efecto, el coaching invisibiliza los problemas sociales, además, apaga la crítica y lleva a la pasividad a las masas. En tal sentido, los individuos son menos propensos a protestar y reclamar por sus derechos, mediante acciones políticas.

Bibliografía

RODRÍGUEZ, A. (2018). SECTAS COERCITIVAS. Obtenido de FOCAD: http://files.redune.webnode.es/200000421-ac314ad2b9/SECTAS%20Y%20MANIPULACION%20FOCAD.pdf

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Sobre la autora: Daniela Pérez estudió Administración Pública en la Universidad Central del Ecuador. Actualmente es estudiante de Economía en la Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE). Es militante de la Colectiva las Matildes, escritora y ha colaborado en el medio de comunicación alternativo ContraKultura Revista. 


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