El
29 de abril del 2020, se anunció la sentencia de la Corte Constitucional, en la
cual se declaraba la despenalización del aborto por violación en Ecuador. Un
mar de emociones me rodeada a mí y a todxs lxs compxs que estuvieron presentes
en el fallo. Es el inicio de un camino de lucha aun mayor nos repetíamos.
Creíamos importante la necesidad de una ley que no revictimice y ansiábamos que
todas aquellas niñas, mujeres y personas gestantes sobrevivientes de violencia
sexual puedan acceder a un aborto en condiciones dignas, sin ningún impedimento
o trámite burocrático para realizarlo.
Así,
precisamente bajo esa premisa de garantizar que a través de la salud pública
exista un acceso seguro, se dio paso al inicio del debate en la Asamblea
Nacional. Desde las militancias y disidencias teníamos claro que las cuestiones
normativas que rodean a lo jurídico y constitucional serían un primer
obstáculo, además, de la ausencia de un compromiso real desde lxs legisladores
para con lxs sobrevivientes de violencia sexual. El proyecto de ley orgánica
que garantiza la interrupción voluntaria del embarazo para niñas, adolescentes,
mujeres y personas gestantes en casos de violación, ingresó a la comisión de
Justicia, misma que debía tramitar una ley pensando en las diversas realidades
que vive cada niña, mujer y persona gestante; poniendo como pilar fundamental
la empatía, abandonando el privilegio y centrándose en la lucha por la
dignidad.
En
todo este camino de lucha y resistencia, nos hemos topado con varios
escenarios. En primera, legisladores que al encontrarse en un debate donde los
derechos eran el centro, decidieron mirar hacia la derecha y criminalizar a lxs
sobrevivientes. Así también, con varios que con sus declaraciones nos empujaron
al límite de la rabia e impotencia. Fueron muy pocos lxs legisladores que
ofrecieron un debate de altura y escucharon las demandas de los grupos
militantes y disidencias; sin embargo, cabe recalcar que nada de esto fue
suficiente y que podemos asegurar que la tibieza embarga a la Asamblea
Nacional, y todos los discursos van de la mano de la religión y de favores políticos
existentes entre las listas.
Es
indispensable resaltar el trabajo de las cientos de mujeres y disidencias en el
país, que se sumaron al proceso de construcción de una ley que proteja el
derecho obtenido, sin la lucha de lxs compañerxs, el debate simplemente hubiese
sido inexistente y hubiesen quedado fuera cientos de sobrevivientes. Es
evidente que pese a todo el trabajo que se realizó, a lxs asambleístas les
quedó grande tramitar un proyecto de ley que incluya a todas las mujeres y
personas gestantes que se encuentran en diferentes situaciones y contextos. Queda
claro, que a lxs asambleístas les quedó grande el compromiso de darle voz a
aquellas que la clandestinidad se llevó, les quedó grande e imposible entender
que no era tan solo una cuestión de plazos, era una cuestión de vidas, mismas
que utilizaron como moneda de cambio en política.
Hoy
solo queda el sabor amargo de una ley que tenía que amparar a mujeres, niñas y
personas gestantes, hoy solo queda el sinsabor de la falta de compromiso. La evidencia
de que la insolencia y la falta de empatía son el norte de la política
partidista en este país. Queda la tibia sensación de la indecisión de aquellos
que no alcanzaron a entender que el aborto es un tema de justicia social y se
siente el miedo de la deriva y la certeza de que hoy empujaron a la
clandestinidad a cientos de vidas. La vida de las mujeres no es una moneda de
cambio por favores políticos, la lucha de todas no puede ser deslegitimada por
unxs cuantos oportunistas que utilizaron nuestros pañuelos verdes como un
puente hacia la visibilidad.
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Sobre
la autora: Joselyn Mayorga Salazar es quiteña peleada
con el pensamiento de hacienda reinante; feminista de izquierda, militante en
la Colectiva Feminista "Las Matildes", activista en pro de la toma de
los espacios públicos. Es Politóloga por la Universidad Central del Ecuador y
actualmente es becaria en el Programa de Formación Sociopolítica para
Liderazgos Progresistas de FES- ILDIS.
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