Escribo
este articulo para disputar la opinión pública, desde la rabia, desde la
crítica que construye, desde un intento de ser coherente políticamente. Escribo
por militancias seguras y diversas. Escribo porque no basta con hacer política,
debemos cuestionar cómo hacemos política. Estoy segura que venceremos, siempre
y cuando, el ser anti-sistema no te quite la empatía. Como dicen lxs
zapatistas: PARA TODXS, TODO.
Hay
tres cosas que me impulsaron a escribir. La primera fue cuando salía la marcha
por el día del trabajador, de la caja del seguro y con mis amigxs nos juntamos
al bloque de lxs compas trans, un hombre de una organización socialista (me
reservo el nombre), me gritó que esa posición en la marcha no era nuestra sino
de su organización, que nos movamos al final. Fue bastante repetitivo y
violento. La segunda fue en la plaza de San Francisco, cuando un montón de
hombres con micrófono en una tarima, dijeron que ellos representaban a las
“amas de casa”. La tercera fue cuando leí dos comentarios en una publicación de
Instagram sobre la intervención del espacio público por parte de lxs compas
trans que decía “es el día del trabajo no del orgullo “, “es el día del
trabajador no tiene nada que ver lo uno con lo otro”
La
izquierda ha tenido la costumbre de ignorar las prácticas y estructuras
patriarcales y violentas que se reproducen en los espacios organizativos de sus
movimientos y partidos. Validan los discursos masculinizados, mantienen el
histórico privilegio de los hombres al uso de la palabra y tachan de “querer
dividir” al movimiento, si nos salimos de su norma heteropatriarcal. Nos acusan
de histéricas si decimos que el dirigente, amado por todos, nos acosó. Nos
creen mentirosas y encubren al “compañero” violador. Nos mandan a leer si decimos que el trabajo de
cuidados es explotación. “Es que eso es amor, eso hacen las mujeres. Además, no
tienen patrón, no tienen horario, no les pagan sueldo”. Nos expulsan de sus
filas si nos asumimos como feministas, “porque el feminismo es burgués” pero
eso sí, instrumentalizan el Ni una menos en sus entrevistas. ¿Compañeres? ¿Qué
es eso? “aquí estamos los verdaderos compañeros, obreros explotados”. Invalidan
nuestras intervenciones y discursos, nos invisibilizan y tratan de hacernos a
un lado.
Nos
dicen que somos muy débiles para estar en primera línea. Nos “explican” cómo
deberíamos luchar. ¿El primero de mayo no nos pertenece como fecha histórica
y no podemos marchar?
Marchamos
porque el sistema capitalista no solo le afecta a ese cuerpo abstracto y
uniformizado llamado “obreros y trabajadores”, sino que nos atraviesa a
nosotras y nosotres, mujeres y disidencias, lxs oprimidxs, lxs desposeídos, lxs
precarizadxs, lxs empobrecidxs. Que el macho de
izquierda haya decidido excluirnos de la “admisión” a la lucha es distinto, que
hayan decidido categorizar quién cuenta como obrero y apto para la militancia
anticapitalista es muy diferente.
¿Acaso
el cupo laboral trans no es una demanda justa y urgente con una deuda social
histórica?
¿La
única fecha de manifestación para las disidencias debe ser el día del orgullo?
No
sabía que lxs compas disidentes solo podían marchar el día del orgullo, como si
su existencia debería ser reducida a la visibilidad de un día, para comodidad
del conservadurismo y la heteronormatividad. A lxs trans se
les excluye de trabajos dignos y son violentadxs estructural y sistemáticamente;
en el sistema capitalista si no trabajas no comes pero al parecer, eso se
les olvidó a las izquierdas. Cuando no se trata de hombres, es un tema de
segunda categoría. Estoy harta de que simulen que no ven, que no comprenden,
que no escuchan. Pero estamos nosotras con nuestras existencias y
resistencias políticas, y no nos vamos a ir.
No
sabía tampoco que la dinámica para protestar era ubicarnos atrás al bloque de
mujeres y disidencias, que deberíamos minimizarnos para no incomodar la
“militancia” del “verdadero” obrero, no gritar muy alto
porque su voz se debe escuchar más y porque, en su imaginario binarista, solo
ven a obreros y amas de casa. Y en ese sentido valdría la aclaración que las
labores de cuidado son TRABAJO. No somos amas de casa, no somos sirvientas
ni del marido ni del patrón. No es amor, es explotación. El capital
decidió enviarnos a las casas porque era más funcional a la producción y
garantizaría nueva fuerza de trabajo, todo corresponde con la mercantilización
y financiarización de nuestras vidas.
No
nos ubicaremos atrás ¡ubíquense ustedes! nosotras y nosotres estamos bien
ubicadxs, por una lucha transfeminista, anticapitalista, antirracista,
anticolonial. Sí somos obreras, pero también putas, campesinas, lesbianas, trans,
travestis, no binaries. Somos todo lo que detesta el sistema y los machitos
de izquierda.
1
de mayo del 2022 será recordado como el día en que se boicoteó el discurso del
macho porque todas y todes gritábamos, exigíamos ¡Que
hablen las mujeres!
Entonces,
la voz de una compa trans se escuchó fuerte y fue respaldada por la «bulla» de abajo,
un boicot a los discursos excluyentes y un hartazgo de las dirigencias y
sindicalismo heteropatriarcales.
Revísense
la transfobia y el machismo, que nunca más volveremos al silencio, la
clandestinidad y al clóset. No nos vamos a callar, no nos vamos a hacer a un
lado ni iremos atrás.
Gracias
Devy y a todes les compas trans, por hacer de este 1 de mayo histórico.
Por disputar políticamente las movilizaciones e interpelar a las izquierdas
violentas y transodiantes. En la voz de Devy, estábamos todas y ese es el
verdadero espíritu organizativo y rebelde, de bases y horizontal.
Gracias
a les compas que pusieron el cuerpo, por resistir ante la violencia policial y
aguerridas colgar la bandera del orgullo trans.
Porque somos todas, todos, todes o ningunx.
¡Gracias!
Por cuestionar la política, por diversificar la lucha
¡Que
hablen las mujeres!
Por
el cupo laboral trans
Por
trabajos dignos
Por
el reconocimiento del trabajo de cuidados
Por
vidas libres de violencias
Porque
nuestras voces irreverentes y disidentes son revolución.
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Sobre la autora: Martina
Pérez. 20 años. Militante feminista anticapitalista. Escritora insurgente,
estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Central del Ecuador y
asistente de investigación del proyecto Observatorio de Financiamiento al
Desarrollo UCE. Se organiza en la
colectiva Cantata Feminista y la articulación Trenzando Feminismos.
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