Cynthia Domínguez Alcivar: "Prensa vendida y comunicación popular, años luz de diferencia" -Ni fu, Ni fa, N°3-
“El dia
que haya que jugarse la vida por una causa justa, solamente pido que me digan
bien la hora, porque no me gustaria llegar tarde” Leonardo Favio
Frente a la hegemonía
de los grandes monopolios de la comunicación que históricamente han
invisibilizado las problemáticas y realidades de los sectores populares en
América Latina, se han configurado en la región -desde mediados de los años 50-
expresiones heterogéneas de comunicación popular que tienen por objetivo
consolidarse como propuestas contrahegemónicas al discurso dominante que
legitima dinámicas de desigualdad y dominación en el continente.
La Constitución
ecuatoriana reconoce el derecho a la resistencia de la población (Art. 98). Sin
embargo, las empresas de comunicación, periodistas y generadores de opinion han
decidido representar en sus espacios como un delito a las movilizaciones de
octubre 2019 y junio 2022. Asimismo, criminalizar la protesta social
posicionando la idea del vandalismo fomentando el racismo y la aporofobia.
Consolidar la justicia
social y promover un diálogo con soluciones reales para todxs los involucrados
se fortalece con un ejercicio profesional que aspire a lograr la paz social; a
partir de evidenciar la desigualdad existente en el país y no únicamente
proteger a quienes ostentan el poder político y económico.
Si desde la
comunicación no se transparentan las causas de fondo del paro nacional y más
bien se exacerba el clima de violencia y polarización social no podemos aspirar
a la reconciliación.
Los mecanismos y
dispositivos a través de los cuales el Estado moderno impone y reproduce
patrones culturales y simbólicos de relacionamientos se reflejan en
instituciones formales e informales como lo son la iglesia, la escuela, la
familia y los medios de comunicación masiva, entre otros. Estos forman parten
del entramado cultural ideológico, donde la cultura es la que ordena y organiza
a la sociedad. Desde las ideas, las prácticas y expresiones culturales.
El levantamiento
nacional popular del 2022, ocurrido entre el 13 y 30 de junio pasados, al que
se le denominó paro nacional fue la consecuencia de causas estructurales que no
responden a las demandas de los sectores sociales movilizados. Las empresas de
comunicación, durante las recientes jornadas de protesta social, en sus
espacios de noticias o entrevistas, mostraron un relato que criminaliza a
quienes formamos parte de las jornadas de resistencia. No evidenciaron las
necesidades reales que los ecuatorianxs vivimos angustiantemente día a día,
tales como: falta de trabajo, escaso acceso a educación, sistema de salud ineficiente,
inseguridad, delincuencia, racismo, aporofobia, machismo, y la violencia perpetrada
por este sistema indolente que no garantiza nuestros derechos pero si la
riqueza opulenta de quienes no tienen nada porque preocuparse pues tienen sus
vidas resueltas a diferencia de millones de personas en el “país del encuentro”.
El objetivo general de este documento se centra en promover una reflexión critica sobre el impacto de las agendas mediáticas respecto a la criminalización de la protesta social, estigmatización a los manifestantes y discriminación de los pueblos y nacionalidades indígenas del Ecuador, durante las jornadas de protestas de junio 2022. Este análisis aportará a poner en contraste el discurso y narrativas producidad por los medios tradicionales de comunicacón aliados al poder político-económico y el rol de los medios de comunicación que se enuncian desde el campo popular.
¿La prensa es
imparcial?
Según Adamo y Flavia Freidenberg (2000), el término "agenda setting" se emplea para referirse al potencial de los medios para dirigir la atención de la opinión pública hacia ciertos temas particulares que, desde su perspectiva, resultan sobresalientes en un momento determinado. Sobre la agenda Natalia Aruguete afirma que los medios son la fuente primaria de información sobre la política y, por ello, son capaces de transferir la relevancia de una noticia en su agenda a la de la sociedad.
En
Latinoamerica y, por ende, en la sociedad ecuatoriana el racismo esta presente
y es replicado por los medios de comunicación -en ciertos casos- de manera
totalmente abierta y descarada. En otros, por su parte, a través de mecanismos
“sutiles”, si es que así se les puede llamar. En el contexto del paro nacional
vivimos un racismo institucionalizado que se ejerció desde el gobierno
nacional, las fuerzas del orden, los espacios informativos y periodistas desde
las empresas de comunicación. Los discrusos, acciones, narrativas y relatos
posicionaron un imaginario de rechazo a “los indigenas” con la intencionalidad
de esconder y avergonzarnos de esta parte de nuestra historia, identidad y,
aunque a algunos les moleste, de nuestra genética.
Los espacios
de noticieros con alto rating en el país durante los días del paro nacional no
reconocieron a la pluralidad de actores que se manifestaron y replicaron
discursos discriminatorios. Trabajadores, estudiantes, mujeres, diversidades,
maestros, médicos, indígenas fueron catalogados como vándalos, terroristas,
vagos e incluso se instauró la idea de que el paro estaba financiado por el
narcotráfico. Reproduciendo entonces, el discurso gunernamental y desconociendo
de manera reiterada el artículo 89 de la Constitución, la historia del
movimiento indígena y las justas demandas específicas en 10 puntos presentadas
por la Confederación de Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE)
a la cual se sumaron varias organizaciones sociales y ciudadanos del país.
La violencia no solo es
física, los medios empresariales de comunicación la promueven verbalmente desde
sus microfonos y cámaras. Desde las empresas de comunicación se incitó al odio
y al racismo contra el movimiento indígena que muchas veces se tuvo que
desmarcar de las acciones violentas difundidas desde la desinformación y la no
verificación de los hechos acusándolos de vándalos y golpistas. De hecho, en
varias ocasiones reiteraron los representantes del MI que su intención era ser
escuchados por el mandatario y no su destitución.
Militancia es solidaridad y justicia
La otra cara de la moneda de la prensa cómplice del poder político y económico es aquella que se construye desde las experiencias de lo social y popular. Las plataformas digitales que no encajamos en la categoría de medios tradicionales por hacer contratendencia al discurso dominante. Estuvimos en las calles, resistiendo desde las redes sociales, siendo militantes de la comunicación, sientiendo como propias las necesidades de los demás, evidenciando en cada transmisión, en cada fotografía, en cada video y en cada entrevista la humildad de un pueblo que dejando su comunidad, sus animales, su tierra, su familia vino a la capital a luchar por todos.
Planteamos la necesidad
de visibilizar la empatía en cada ciudad apoyando la movilización, la solidaridad
en el paro nacional con cada donación en los centros de paz para los
manifestantes y el cuidado de lxs voluntarios en cada olla comunitaria, en cada
punto de atención médica, entre otros espacios de encuentro.
Caminamos del lado
correcto de la historia, visibilizando los rostros de la transformación social,
las voces de la resistencia y las experiencias de solidaridad y lucha.
Fotografías de: Política con Manzanas.
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Sobre la autora: Cynthia Domínguez Alcivar es
una joven quiteña, comunicadora social, locutora radial de programas de
análisis y discusión política, militante progresista y promotora de proyectos
de comunicación popular a nivel local y nacional.
Listado
de bibliografía utilizada
Adamo y Flavia
Freidenberg, (2000) Medios de comunicación, efectos políticos y opinión
pública. ¿Una imagen vale más que mil palabras?. Editorial de Belgrano, p.
207-236.
Aruguete, Natalia
(2015), El poder de la agenda. Política, medios y público. Ed. Biblos, Buenos
Aires, p. 35-88.
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