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Nicole Cuenca: "El derecho al aborto, una larga lucha del feminismo ecuatoriano"

A lo largo de la historia, las mujeres -tras largas luchas de resistencia contra un sistema que nos oprime- hemos conseguido derechos. Mismos que son esenciales para alcanzar una vida digna en la cual podamos emanciparnos del molde patriarcal. Sistema que nos limita no solo derechos, sino la forma de realizarnos como seres autónomos y capaces. En los últimos tiempos, parte de esa lucha se encaminó en pro recuperar el territorio que se nos expropia desde que nacemos, es decir nuestra cuerpa.

En Ecuador la lucha del movimiento feminista, por tomar decisiones y ser reconocidas como ciudadanas sujetas de derechos, ha tenido una larga trayectoria. Según Santillana y Aguinaga (2012), el movimiento feminista se empieza a visibilizar en los 80, en el auge del neoliberalismo, formando movimientos en contra del Estado (pág. 7).  Aunque, por otro lado, se asume que el feminismo ecuatoriano no ha sido solo el proceso de lucha a favor de los derechos de las mujeres, sino aquel en que las mujeres indígenas y otras que -sin declararse feministas- han asumido luchas libertarias por la descolonización  (pág. 2). Las mujeres ecuatorianas han luchado por una economía de cuidado, acceso a tierra, créditos, salarios dignos, seguridad social, derechos laborales, matrimonio civil, el divorcio, el sufragio y, ahora, por sus cuerpas.

En cuanto a los derechos sexuales y reproductivos, como el aborto, el movimiento feminista ha tomado fuerza en los últimos años por la incidencia de la marea verde en América Latina. Misma que en 1990 declaró el 28 de septiembre como día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro. Esta lucha a nivel regional se ha convertido en una de las principales banderas del feminismo del siglo XX y XXI. Se aspira devolver el poder a las mujeres, empezando por el poder sobre sus cuerpos. También tiene el propósito de aumentar los términos de ciudadanía política y se enfatiza sobre derechos sexuales y reproductivos y el ejercicio de la voluntad y el placer (Freire V. , 2018).


Además, pretenden disminuir las alarmantes estadísticas de muerte materna en condiciones precarias y clandestinas. La marea verde propone redefinir el concepto de la maternidad asignada por los roles de género como única característica de la mujer. Asimismo, plantean que la maternidad debe ser deseada y planificada y no una imposición. Desean que la interrupción voluntaria del embarazo sea legal, segura y gratuita; ya que no todas las mujeres tienen los recursos para pagar un aborto seguro. Por último, pretenden cambiar la situación de las mujeres al interpelar a la subjetividad, transformándola en política.  

Al pasar el tiempo a Ecuador le han atravesado varios cambios con los que se ha conseguido crear un proceso de modernización y democratización. Sin embargo, aunque se ha conseguido cambios en el pensamiento social de un país altamente conservador, ya sea por herencia colonial o constructos morales religiosos, no ha sido el suficiente. La Corte Constitucional el 28 de abril del 2021 despenalizó el aborto en casos de violación y dispuso a la Asamblea Nacional regular el procedimiento de la interrupción del embarazo. Como resultado el Ejecutivo vetó parcialmente la ley entorpeciendo el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos. Lo que mantiene a las víctimas de abuso sexual en una situación de vulnerabilidad. Se produce, entonces, no solo más indignación por el desamparo del Estado ante este problema social, sino un incremento de mujeres feministas luchando por sus derechos.

El feminismo se ha comprometido a luchar por este derecho por medio de acciones colectivas e individuales, mediante acciones políticas y sociales, con bases de organización y, sobre todo, de compromiso. Millones de mujeres que se han unido a esta causa portan el pañuelo verde como símbolo de resistencia. Aún enfrentamos desafíos y poderosos enemigos, como las normas sociales que prevalecen y que favorecen a los discursos contra la emancipación femenina, o los grupos provida, la iglesia y el mismo Estado. Estos grupos conservadores se preocupan más por la manera en la que el feminismo se hace notar. Les preocupa mantener el orden social y establecido por el conservadurismo, en vez de resolver las causas por las que las mujeres están luchando en las calles.


Está claro que el cuerpo gestante es uno de los últimos baluartes que el poder patriarcal desea conservar. A través de ellos se sigue imponiendo una moral sexual religiosa para la reproducción social y así evitar la emancipación de las mujeres. Desde el discurso conservador, se intenta normalizar a los cuerpos reproductores como destinados a ese fin. La consigna feminista seguirá firme: “la maternidad, será deseada o no será”. El feminismo seguirá luchando por conquistar el derecho a decidir, ya sea desde las calles o en el legislativo. Es una de las deudas que el Estado tiene con todas las mujeres, en especial con las víctimas de violencia sexual, con las mujeres que murieron por acudir a clínicas de aborto clandestinas y con las que están tras las rejas exigiendo justicia.

 

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Sobre la autora: Nicole Cuenca es egresada de la Carrera de Ciencias Políticas, por la Universidad Central del Ecuador. Es activista y militante feminista de la organización "Tremendas EC" y voluntaria de la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos INREDH.

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